Una noticia desgarradora

 

 

 

Unos 215 millones de menores de edad  trabajan en el mundo.

 

 

Por Ileana Borges Díaz


En el marco del Día mundial contra el trabajo infantil una desgarradora noticia recorrió el planeta: unos 215 millones de menores de edad trabajan, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La cifra es espeluznante y la noticia se pierde en el acontecer diario de los medios de comunicación, incluida la llamada “Red de Redes”, como uno más de los crecientes fenómenos que se registran a causa de la crisis económica global.

Varios sitios en INTERNET reportan sobre el tema que deja un sinsabor extraordinario, sobre todo para quienes como los cubanos, tienen asegurado, y por Ley legislado, la obligatoria asistencia a las escuelas de los niños y adolescentes.

Doloroso resultan titulares como “Más de tres millones y medio de niños entre cinco y 17 años trabajan en México”....” Dos tercios no reciben salarios”...

El rotativo La Jornada, del país azteca, también se hizo eco del tema al reportar que un grupo de organizaciones sociales se movilizó para “ invitar a dar visibilidad a millones de niños y niñas mexicanos que laboran en situación de explotación”.

Por su parte la versión digital de El Universal, de México, encabeza el tema señalando que “el trabajo aleja a los niños de la escuela y los menores, en especial las niñas, empujados por la situación económica a trabajar en condiciones que, incluso, serían inaceptables para los adultos”.

Otros reportes provienen de Guatemala, Colombia,… pudieran ser de Africa, pero de allí prácticamente no hay ni sitios ni noticias en los grandes buscadores digitales.

La situación en ese continente debe ser peor, pues la cifra llega a los 215 millones señalados por la OIT, y de ellos unos 100 millones de niñas estan involucradas en este desastre universal, resultado de la extrema pobreza, los conflictos armados y la incapacidad de los sistema sociales capitalistas y neoliberales, principalmente, en el llamado Sur del mundo.

Los niños son la parte más vulnerable de la población del planeta y el segmento social que el Héroe Nacional cubano José Martí llamó “la esperanza del mundo”.

De su atención y asistencia a clases en el archipiélago caribeño existe todo un culto desde 1959, signado por los principios instaurados por la Revolución.

Ni en la peor crisis económica en 50 años de Gobierno socialista, en la década final del siglo pasado, se cerró en Cuba una aula ni dejó de asistir a ellas un solo niño.

Por eso, la noticia que circula ahora en el mundo sencillamente es así: desgarradora.